lunes, 25 de julio de 2011

Una gota roja cae al suelo… fin

Es la segunda parte del relato que publiqué el 1 de julio.. 




Una gota roja cae al suelo…


El humo del cigarrillo sale de los labios finos del hombre, se nota que disfruta cada instante de la inhalación, se observa que le complace tener el humo dentro de sus pulmones, y se percibe también el placer que siente cuando la nicotina hace su labor en su cuerpo. Elisa está nuevamente sentada en la cama, junto al hombre, ya no mira hacia la ventana, mira la nada y aparenta reflexionar la situación, ha dejado de jadear y ahora parece tranquila, sin embargo, podemos deducir la tremenda pelea que se desarrolla en su cabeza, tratando de entender las cosas que estos extraños le han dicho.
La joven sigue a Elisa con la mirada, observa cada movimiento, cada gesto que la respiración, ahora calmada, provoca. Atenta a sus manos descubre también las diversas cicatrices que comen la piel, algunas frescas, otras ya más viejas, pero que sin embargo muestran el camino que nuestra protagonista ha cruzado para tomar una decisión firme.

-          Nada tiene sentido – dice Elisa mirando de repente a la mujer – me preguntas que porque decidí matarme. Es porque ya nada tiene sentido
-          Esa es una respuesta sencilla Elisa – dice la mujer en calma, una risilla burlona se escucha pero nadie voltea a ver al “cara pintada” – esa respuesta es  la salida más fácil
-          No es verdad, eso significa todo: ¿para qué vivir, para que esforzarme, para que sufrir, para que soportar toda esta porquería si al final de todo la única recompensa es morir y estar bajo tierra, comida por gusanos, siendo estiércol y abono para la tierra? – Elisa llora, sin embargo su voz nunca tiembla, suena fuerte, decisiva, pensada e inteligente
-          Ese es un buen argumento – dice el hombre sonriendo
-          Desafortunadamente lo es – acepta la mujer- sin embargo…
-          ¿sin embargo qué?
-          ¿no te parece más patético que sabiendo que vamos a parar a ese hoyo universal del que hablas, perdamos el tiempo en argumentos básicos y estúpidos? Si ya estamos aquí… pues… algo tendremos que hacer.
-          ¿y a ti no te parece más patético hacer una “vida extraordinaria” para después pudrirte?- puntualizó el joven con cierto dejo de ira.
-          Jajajajaja… la vida es patética… todos lo son…- miraron al cara pintada, ahora estaba sentado, en una esquina, su voz fría y burlona atrapó el momento, Elisa se acercó a la ventana y miró…

Corrían con gran rapidez, pudo verlos desde que estaban en el farol de la siguiente esquina, todos ellos sin rostro, sin sentimientos.

-          ¿Qué son esos?- dijo con miedo. A su lado apareció el rostro del cara pintada, sonriente y malicioso, volteó sin encontrar a nadie más, tuvo miedo y trató de moverse… pero estaba congelada, sin control de sí misma.
-          La vida es patética, pero eso es lo divertido… no querer vivir es la verdadera tragedia- su voz gélida resonó en la habitación- ¿Qué decisión tomarás Elisa?

Una gota de sangre cae al suelo… otra… otra… la muchacha está en la tina, temblando a pesar del agua caliente, intenta por todos los medios tomar el teléfono que se encuentra a dos metros, pero está débil, no puede levantarse, llora, gime desesperada..
Por un fugaz momento ve una cara, pintada, escoltada por dos figuras sin rostro, sin sentimientos…



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